Cuidar nuestra Tierra ante el desafío de la escasez hídrica
Regenerar el agua y los ecosistemas naturales es fundamental para preservar la sostenibilidad de nuestros territorios, especialmente en un contexto de disminución de los recursos hídricos.
El cambio climático es el reto más grande que afronta la humanidad. El Día Mundial del Medio Ambiente, promovido por las Naciones Unidas cada 5 de junio, focaliza este año su mensaje en restaurar las tierras, frenar la desertificación y fortalecer la resiliencia ante la sequía. Este llamamiento a la acción nos recuerda la urgencia de proteger nuestro planeta.
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, casi la mitad de la población mundial reside en zonas “degradadas”, es decir, zonas que sufren desertificación. Desde el año 2000, los episodios de sequía han aumentado un 29% a escala global. En concreto, España es uno de los países de la Unión Europea que están más afectados por la sequía actualmente, sobre todo el sur y Cataluña, y su ciudadanía es una de las más concienciadas.
En las Islas Baleares, la escasez de agua se ha hecho más evidente los últimos años con la reducción de las precipitaciones, hecho que ha causado la sobreexplotación de los acuíferos. Las variaciones climáticas, con periodos de sequía más prolongados y eventos climáticos extremos, han contribuido al inicio de una crisis hídrica en la región, la demanda de agua de la cual, impulsada en gran medida por la industria turística y la agricultura, ha aumentado la presión sobre los recursos disponibles.
En este escenario, y para asegurar el abastecimiento de este recurso esencial al conjunto de la población, es necesario transformar el modelo de gestión del ciclo integral del agua, con el objetivo de ampliar las fuentes de aprovisionamiento. Y, con este compromiso, se hace necesario movilizar recursos y voluntades para activar una respuesta conjunta ante este desafío.
Agua regenerada, una solución circular
En el esfuerzo colectivo para actuar ante el cambio climático, y ante el reto de la desertificación y la sequía, hacemos una apuesta estratégica para impulsar el agua regenerada como una solución sostenible y circular, con el objetivo de afrontar la situación de escasez hídrica. Un recurso necesario para diferentes usos, como la agricultura, la industria y las actividades urbanas, con una huella de carbono que es la mitad de la que genera el agua desalinizada y un coste energético tres veces inferior al de la desalinización.
Por ejemplo, en el área metropolitana de Barcelona, el 25% del agua que se consume desde hace más de un año ya es agua regenerada. Esto se consigue gracias a la Estación Regeneradora de Agua (ERA) del Baix Llobregat, que en el 2023 ha regenerado prácticamente 58 hectómetros cúbicos de agua.
Asimismo, en la Región de Murcia también encontramos ejemplos que son referentes a escala nacional. Allí, el agua regenerada de las depuradoras de La Hoya, en Lorca, y de Cabezo Beaza, en Cartagena, ya sirve para usos agrícolas en campos cercanos, con lo que se contribuye a mitigar los efectos de la sequía en la zona.
Reducir la huella ecológica de las infraestructuras
Además de regenerar el agua para reutilizarla, otro eje fundamental consiste en naturalizar las instalaciones y minimizar la huella ecológica para transformarlas en infraestructuras verdes. Precisamente en Cabezo Beaza, este enfoque, que se basa en la reducción de productos fitosanitarios, la lucha contra especies invasoras y la creación de zonas de alimentación y refugios para animales, ha permitido reintroducir la malvasía cabeciblanca, un pato buceador peculiar y muy escaso en España. Asimismo, en los humedales artificiales de depuración de Begudà, en Gerona, se ha podido observar el nóctulo gigante, un murciélago en peligro de extinción en este paraje.
En el parque El Recorral de Rojales (Alicante) se ha creado, en colaboración con el ayuntamiento, una zona húmeda de cinco lagunas artificiales con agua regenerada. Una variedad de vegetación y fauna salvaje próspera ahora en un nuevo paisaje cuya función consiste en evitar vertidos al medio ambiente en episodios de lluvias torrenciales.
La generación de energía verde, la valorización de los residuos y la mejora de la calidad del aire son otras líneas de actuación que se apoyan en la innovación y la digitalización para acelerar la transformación ecológica y contribuir así a proteger el planeta. En este sentido, en el 2023, generamos 55.000 kWh de energía eléctrica producida con fuentes renovables, a partir de las instalaciones fotovoltaicas del depósito de Malbúger de Mahón y nuestra sede en Calviá. Esto ha llevado a dejar de emitir 14,3 toneladas de CO2 en el 2023.
En definitiva, cada aspecto de nuestra existencia está intrínsecamente ligado a la salud y a la estabilidad de los ecosistemas que nos rodean. Preservar el medio ambiente no es solo una opción, sino una responsabilidad compartida que nos llama a actuar con cuidado y visión a largo plazo.